Cuando empiezas a hacer CrossFit, solo hay una cosa que te duele más que levantar la barra, y son las manos. Aunque al principio los callos pueden tomarse orgullosamente como «heridas de guerra», lo cierto es que, sin un cuidado correcto, pueden limitarnos bastante en nuestros entrenamientos.
Vamos a ver algunos consejos para mejorar su aparición y el tratamiento de las posibles heridas provocadas por la fricción.
Cuando existe un roce en una parte de nuestra piel, esta reacciona creando nuevas capas para engrosar su barrera natural y evitar heridas abiertas. Justamente, en CrossFit son muchos los ejercicios en los que la fricción es máxima y el número de repeticiones es elevado, con lo cual las probabilidades de que aparezcan heridas o empeore el estado de los callos si no están bien protegidos, son muy altas.
Sin duda, el agarre es uno de los aspectos principales a tener en cuenta y uno de los errores más frecuentes. A veces se agarra la barra con la parte central de la mano, de manera que la barra presiona la carne que queda entre los dedos y la palma de la mano y aparecen las heridas. Por el contrario, tu base de apoyo debería ser el espacio que forma la unión de los dedos con tu palma. De esta forma, queda menos cantidad de piel atrapada entre tu mano y la barra.
Por otro lado, te recomendamos aplicar crema hidratante de manos antes de dormir para que la piel esté suave y flexible y, si eres una persona propensa a generar durezas, el rasurador de callos te ayudará a quitar capas de piel muerta. Lo recomendable es hacerlo cuando estén un poco humedecidas tras la ducha.
La última recomendación y más lógica es que inviertas en unas calleras. Las hay de todo tipo: con hebillas, velcros, con más o menos sujeción en la muñeca; pero todas ellas con la funcionalidad de mejorar tu agarre y evitarte heridas en las manos. Además, las calleras retienen el magnesio, por lo que no tendrás que parar cada dos por tres para evitar la falta de fricción.
Para mantenerlas como nuevas, recuerda no utilizar productos agresivos. Si lo que quieres es quitarles el olor, mételas en el congelador. Si están sudadas, no las metas dentro de la mochila; ponlas a secar fuera o cuélgalas de tu mochila.
¿Qué hacer si ya tienes heridas o callos abiertos?
Si el daño ya está hecho, no queda otra que ponerse manos a la obra cuanto antes para tratar de mejorarlo.
Seguramente la herida se produzca en mitad de un WOD. Siempre y cuando no sea grave, puedes aplicar magnesio para secar la zona y seguir entrenando. Una vez terminada tu sesión, lava la herida con agua y jabón para eliminar posibles restos de magnesio y sangre. Una vez limpia la zona, retira con una cuchilla o cortaúñas cualquier resto de piel sobrante, aplica una pomada de efecto antibiótico y, para terminar, cubre la zona con un vendaje o apósito esterilizado. Repite este proceso varias veces al día para evitar que la zona se infecte y retrase la recuperación. Ten en cuenta que las heridas no deben estar ni excesivamente secas (aplica alguna crema) ni muy húmedas (déjalas al aire libre para que sequen).
Calcula que el período medio de recuperación de este tipo de heridas oscila entre los 7 y 10 días, dependiendo de la zona en la que se encuentre (en los pliegues tarda más en sanar) y de las complicaciones que pueda sufrir.
Si durante este período vas a volver a entrenar o a realizar actividades que requieran de una fricción en las manos, no olvides protegerlas adecuadamente con un vendaje y esparadrapos para evitar el contacto con las heridas.
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